A los 23 años Mateo Salvatto es experto en robótica y su nombre no para de sonar como una de las principales promesas emprendedoras que apuntan a la innovación. A los 18 desarrolló Háblalo; aplicación gratuita que facilita la comunicación a ciudadanos con sordera, autismo, parálisis cerebral o esclerosis. La app escaló al ámbito internacional y obtuvo diversos reconocimientos. En 2018, cofundó la empresa Asteroid Technologies; reconocida hace dos años por la Global Entrepreneurship Network (Arabia Saudita) como una de las Top 100 Global Startups.

Aunque su CV desborda de logros, cualquier referencia profesional parece rígida cuando se lo ve soñar en grande. Más allá de una mera pasión por la tecnología, a Salvatto lo mueve la convicción de que vamos a alcanzar un futuro más inclusivo, equitativo y tecnológicamente alfabetizado.

Esta semana visitó Tucumán para disertar en el lanzamiento de Explorer Latam (www.explorerlatam.vc); un fondo de inversión gestionado por los managing partners Oscar Bercovich y Esteban Assaf. En esa ocasión, le concedió a LA GACETA una entrevista.

- Ya se hacen robots capaces de crear poesías increíbles. ¿La fusión entre máquinas, emotividad y arte podría potenciarse?

- Es muy probable; en la actualidad la gente posee un mayor acceso para interactuar con lo digital. El ecosistema de arte digital representa una industria que vale tres veces más que la tradicional. Cuando alguien me dice la frase “bueno, pero las máquinas no pueden pintar un cuadro” pongo cara de escéptico. ¡Sí pueden! y seguramente mucho mejor que nosotros. La diferencia pasa por una cuestión puntual. Vayamos al caso de los poemas hechos con IA; para lograr esos textos, el sistema debió escanear la poesía existente en el mundo, leerla en pocos segundos y armar algo nuevo. Técnicamente tuvo que usar de soporte lo que nosotros ya hicimos. Por ahí pasa el juego: las máquinas dan respuestas, no hacen preguntas. Lo que producen surge de los cuestionamientos que nos hacemos, los sentimientos que algún artista plasmó o los deseos humanos… al final del día, los responsables somos nosotros.

- Para triunfar en el rubro tech ¿es necesario nacer y crecer en un entorno favorable?

- Nadie logra nada sin esfuerzo. No importa que dispongás de 2 millones de dólares; sin eso van a ser en vano. Yo nunca tuve un mango, mis viejos no disponían de dinero e hicieron un gran esfuerzo para pagar mi educación. Después salí a laburar y juntar guita. A Asteroid Technologies la pagamos junto con mis socios. Perdimos plata durante tres años y medio. Esto no es una carrera de velocidad sino de resistencia; podés quejarte por 10 minutos, pero hay que seguir laburando, porque te descuidás y fuiste. Hay una estadística muy chocante que indica que nueve de cada 10 start-ups se funden. Hay muchísimas variables y tampoco busco generalizar, pero en mi experiencia, esto ocurre cuando los responsables no le ponen el 100 % de su persona.

- ¿Es grande el desafío de aprender a trabajar en equipo y fomentar el networking?

- Uno de los principales problemas de Argentina es la falta de colaboración dada por la constante crisis. No es una crítica destructiva hacia todos. Hace un tiempo un hombre muy inteligente me preguntó “¿por qué considerás que vale tu casa?”. Entre otras variables, el metro cuadrado suele tener relevancia en relación a su ubicación. Podremos tener un edificio hermoso, pero si las construcciones de al lado se caen a pedazos, no significará nada. Acá ocurre lo mismo. La idea de que uno busca “trabajar para que al resto le vaya bien” resulta poco creíble. Sin embargo, no se trata de filantropía. A mí me conviene que a otros les vaya bien. Mientras más emprendedores contraten gente, la rompan y levanten guita, recibo beneficios porque la economía crece, aparecen mejores laburos y la innovación logra expandirse. En esta parte es donde considero que el concepto de éxito individual es una porquería porque, al final, no aporta al crecimiento colectivo.

- ¿Qué habría que replantear para minimizar la “fuga” del talento argentino?

- Desgraciadamente el asunto pasa por un fenómeno macroeconómico antes que por otras cosas. En el extranjero somos muy valorados dentro del ámbito de la tecnología y ciencia. Los indicadores demuestran que hay altas chances de revertir la situación, pero todavía no nos decidimos a apostar por este sector. Una solución a largo plazo sería priorizar la ingeniería. La mayoría de universidades enseñan lo mismo hace cuatro décadas y el promedio de la carrera oscila entre los ocho y nueve años. En el MIT (Estados Unidos) los estudiantes se reciben a los cinco años y la institución es una de las más prestigiosas del mundo. Deberíamos reformar el currículo de las carreras y las escuelas técnicas; y hacer que las materias tecnológicas sean obligatorias (no electivas) en las casas de estudios superiores y los colegios. El plan no implica producir puros ingenieros, sino que haya abogados, psicólogos o doctores con las habilidades que requerirá el futuro.

Para imitar
Ejemplos de países con visión comunitaria

“Dos buenos ejemplos son Japón y Corea; aunque el mejor es Israel. Actualmente se compara mucho su modelo con el nuestro. Con apenas 400 km de territorio y un panorama de guerras a su alrededor ellos lograron pasar de tener un 400 % - 500 % de inflación a volverse el estado con más empresas unicornio per cápita del mundo. Sumado a ser quienes poseen más empresas que cotizan en la bolsa de Nasdaq fuera de Estados Unidos. El laburo colectivo que hicieron fue grande e involucró un esfuerzo de la clase política, empresarial y la población en general”, afirma Salvatto.

La sociedad del futuro
Predicciones de un visionario

¿Te animás a hacer algunas aproximaciones de cómo será la sociedad dentro de 30 años?, le preguntamos a Mateo Salvato, y respondió: “Hay algunas cosas que resultan muy viables. Entre ellas está que todos los autos sean eléctricos y autónomos o que el desarrollo de la exploración espacial se haya vuelto accesible. Por ejemplo, eso implicaría que, por no tanta guita, podamos irnos de vacaciones a la Luna. Seguro también habremos llegado a Marte para ese entonces. Lo del metaverso mucho no me convence. También considero que la realidad mixta o aumentada será adoptada por más gente. La tecnología vestible me encanta y tengo expectativas sobre su utilización a futuro. Va igual para la domótica y su implementación frente al cambio climático. Los medidores de uso de electricidad y agua son buenísimos y cada día resultan más baratos. Automatizar las casas no es tan caro como se piensa y súper factible”.